¿QUÉ ES EL CHAMANISMO SEXUAL?

El chamanismo sexual es una práctica de vida que, si tienes una edad adulta y estás interesado en la sexualidad, es relevante para ti.

A muchos de nosotros nos puede chocar ver las palabras “chamanismo” y “sexual” juntas. Estamos acostumbrados a visualizar al “chamán” como un sabio o sabia de edad avanzada en una sociedad tribal — poco que ver con el sexo.

Es cierto, chamanes y chamanas han existido en todas las sociedades, y en todos los tiempos. Y también existen chamanes contemporáneos, que van vestidos con ropa informal, y que no reconocerías al cruzártelos por la calle. Y algunos de ellos son chamanes sexuales.

¿Qué es, en el fondo, un chamán?

Nadie tiene una definición exacta, pero, en el fondo, se trata de alguien que tiene acceso a mundos “sutiles”, más allá del mundo normal que conocemos. Más todo es consciencia; por lo tanto, esos mundos son “estados de consciencia” diferentes del normal.

¿Para qué emprende el chamán semejantes aventuras?

Para traer información, mensajes, o provocar efectos en nuestro mundo “normal”: cura, sanación, transformación.  

El chamán se mueve entre los mundos gracias a una variedad de recursos, desde las “medicinas” – sustancias naturales con efectos sicotrópicos – hasta los elementos de la naturaleza, la danza, los cantos, los tambores. ¿Y por qué no la sexualidad?

El sexo es evidentemente capaz de transportarnos a estados de trance.

Por razones históricas y culturales que sería complejo analizar ahora, la sexualidad ha tenido muy mala fama en los últimos dos milenios de la historia humana. Los humanos hemos tenido miedo, rabia, frustración y disgusto hacia la sexualidad. Los chamanes no han quedado inmunes. Si bien tenemos constancia de que distintas tradiciones chamánicas en diferentes partes del mundo utilizaban la sexualidad (desde los rituales tántricos de la India pre-Ariana a los misterios orgiásticos celebrados en Grecia durante dos milenios), hoy en día la mayoría de chamanes “tradicionales” han dejado de utilizarla, por lo menos “de cara al público”.

Y aun así, todo el mundo entiende de manera intuitiva que la energía sexual es la más poderosa que podemos manejar dentro de nuestro cuerpo.

Si aprendemos a despertarla, canalizarla y transformarla, ¿no podremos hacer magia y sanación?

A esta pregunta intenta contestar el chamanismo sexual, recuperando rituales y sabidurías antiguas y fundiéndolos con conocimientos y “mentalidad” moderna. Un chamán sexual es, simplemente, un viajero entre mundos que usa la energía sexual como motor.

En chamanismo sexual aprendemos que la energía sexual es simplemente una manifestación de la fuerza vital, la misma que nos mantiene vivos y en salud. Al principio, trabajamos ante todo para que la fuerza vital fluya libremente dentro de nosotros. Este primer paso consiste sobre todo en “desbloquear” y “desaprender”, ya que todos llegamos a la edad adulta con una acumulación de culpa, vergüenza y bloqueos alrededor de nuestra sexualidad.

A partir de allí, las posibilidades son infinitas: cada persona es diferente, y puede decidir usar su fuerza vital para manifestar salud, abundancia, para realizar sus proyectos, o simplemente para gozar más de la vida.

Un hombre o mujer en el que la energía erótica fluye libremente y con consciencia se nota desde la distancia: su magnetismo, su vitalidad, su apetito por la vida destacan sobre un trasfondo de miles de personas que viven su vida a medio gas.

A la vez, reconocemos que la sexualidad es un territorio delicado y que hay que tener instrumentos para navegarlo. Para ser buenos chamanes sexuales, necesitamos aprender, entre otras cosas, a respetar nuestros límites internos, a decir que “no”, a sentir y procesar nuestras emociones, a compartir nuestro poder personal con otros que tienen el mismo poder y las mismas ganas de vivir.

Trabajar con la fuerza vital de esta manera es como contratar un suministro de energía eléctrica para nuestra casa. Necesitamos tener unas herramientas básicas y seguir unas reglas de seguridad, si no queremos hacernos daños con la corriente alterna. Pero si acatamos esas precauciones elementales, la electricidad está a nuestro servicio y nos empodera enormemente. ¿Estaríamos dispuestos a renunciar a la luz eléctrica porque es “potencialmente peligrosa”?

Todos podemos beneficiarnos de las enseñanzas del chamanismo sexual; algunos de nosotros, sin embargo, podemos llevar la práctica más allá y convertirnos en verdaderos “chamanes”.

Por ejemplo, en un estado de excitación sexual consciente y sostenido, podemos acceder a información que no nos era visible antes, y convertirnos en “oráculos sexuales” que responden a todo tipo de preguntas desde una vibración diferente. Para otros, el camino será el de empoderar a otras personas en su propia transformación, utilizando la energía erótica. Simplemente respirando con alguien, haciendo circular la energía erótica, tocándole de manera consciente, se pueden disolver bloqueos y sanar ciertos tipos de traumas. La energía sexual no sólo se manifiesta a través del “sexo” como lo entendemos comúnmente, a veces una mirada llega mucho más en profundidad que una penetración.

Cuando varias personas se reúnen, su fuerza vital activa, sus límites bien claros, su poder personal despierto – pueden crear Templos, espacios conscientes y despiertos donde la expresión artística, creativa, erótica y emocional está bienvenida.

La espontaneidad, la facilidad y el gusto de estar en un Templo no depende de estar practicando rituales arcanos (aunque podamos disfrutar de un ritual). Se trata de un retorno a la simplicidad de una vida natural, pero con la madurez y la empatía de un ser adulto.

Pero tampoco hay que complicarse mucho la vida. El camino del chamanismo sexual es un camino de simplificación. No se trata tanto de aprender, sino de “aligerarse” – quitar lastres, disolver bloqueos, cuestionar creencias limitantes, revisar nuestro cableado interno – para poder vivir en Libertad, Amor y Poder.