Hoy en día mucha gente no cree en el “y vivieron felices durante el resto de sus días”.
Las estadísticas muestran que en nuestra cultura bastante más de la mitad de las parejas casadas, se divorcian y en muchas ocasiones, aquellas que deciden estar juntas, lo hacen por otras razones muy distintas a la felicidad personal.
En una sociedad tan práctica es difícil creer en “el amor para toda la vida” sino que más bien se cree en “el amor mientras que dure”. De tal forma, que una persona puede vivir feliz durante el resto de su vida, si tiene diversas relaciones felices de forma consecutiva.
En mis cursos y sesiones me encuentro con mujeres y hombres que anhelan un compañero o compañera de vida y desean además que esta relación sea significativa, es decir, no se trata solo de compartir gastos o de no vivir en soledad, es algo más profundo. Se trata de la búsqueda de un compromiso a nivel emocional, físico, material y también por qué no, espiritual.