Hay diferentes tipos de padres y según haya sido el tuyo tendrás una tendencia a la hora de buscar pareja.
Si tu padre fue un PADRE AUSENTE
Si tu padre estuvo ausente física o emocionalmente es muy probable que seas una mujer insegura en tu relación de pareja, aunque en otros aspectos de tu vida seas muy segura.
También puede que no te sientas apoyada en la vida. Que tengas pensamientos de tipo la vida no está conmigo, la vida me abandona.
Hay dos tipos diferentes de efectos que pueden presentarse en una hija de padre ausente:
- Tienes tendencia a elegir parejas que te aportan poco, por las profundas heridas en el amor y la autoestima.
- Estás convencida de que eres incapaz de tener una pareja que valga la pena y sientes que no mereces ser amada. Te sientes muy insegura, que vales poco o que no eres interesante.
Por lo que inconscientemente no buscas o rechazas a parejas valiosas. En cambio, aceptas parejas cariñosas que llenan tu vacío en el corazón, pero en los demás aspectos de la vida tiene muy poco que ofrecerte.
Como no tuviste un padre que te protegiera, aprendiste a cubrir tú misma tus necesidades y a defenderte en cualquier situación. Tu lema es: “no necesito a nadie”. Sin embargo, este pensamiento esconde el dolor de “no tuve a quien necesité”.
Esto puede llevarte a no tener o no querer tener pareja. O bien, puede llevarte a elegir a una pareja a la que no le importes, pero que satisfaga tus necesidades, sobre todo la de no estar sola, es entonces cuando entras en una relación dependiente.
Puede que seas una mujer que no te arriesgas, que no te entregas al amor y huyes de las relaciones.
Si tu padre fue un PADRE EXCESIVAMENTE SOBREPROTECTOR
Un padre sobreprotector anula el proceso de madurez emocional y la capacidad de crecimiento. Creciste cuidada, pero emocionalmente eres una mujer frágil e inestable.
Tienes la sensación de ser siempre una niña y que por ningún motivo te puedes quedar sola, lo que tiene efectos significativos en la vida social y laboral.
Sigues por tanto, siendo una niña muy consentida que buscará una pareja que se haga cargo de ella por completo. Esto además, te puede llevar a tener tendencia a la depresión o a entrar en pánico ante las dificultades de la vida.
También puede darse el caso totalmente opuesto. Es decir, que seas una rebelde, que te pongas en peligro, ya que no aprendiste a cuidarte por ti misma. Esto te lleva a elegir parejas muy inapropiadas y exactamente lo contrario a los deseos de tu padre.
Si tu padre fue un PADRE CASTIGADOR
El castigo bien utilizado es una excelente herramienta de formación. Pero si es solo castigo, o es un castigo sin comprensión o cuando es un castigo recurrente, la figura de autoridad del padre genera daños importantes en el desarrollo psicológico, ya que creciste asustada y con la sensación de ser un “error”.
En este caso, tienes la imagen de ti misma de que no cumples “con lo que se debe”. El padre es quien da el soporte necesario para que te sientas apoyada y que sepas que “nada malo va a pasarte si te equivocas”.
Por lo que si falta este soporte porque tu padre te castigaba durante tu infancia, es muy probable que ahora sientas un miedo constante a fallar. Y este miedo a cometer errores te lleva a esconderte. A buscar estar siempre detrás o a querer pasar inadvertida y no atreverte a ser visible. Hay una alta probabilidad de que tengas tu autoestima baja.
Que tengas la tendencia a ser masoquista, lo que te puede llevar a repetir el modelo y así aceptar a parejas abusivas y que te maltratan, guardando las apariencias y manteniendo en secreto tu situación.
O por el contrario te vayas al otro extremo. “Nadie me va a maltratar” es lo que piensa la mujer que se endurece y no quiere tener pareja. O aún peor, te has vuelto maltratadora con tu pareja. O bien, eliges a una pareja débil, que no signifique ningún riesgo para ti, pero que tampoco te importa realmente.
Es decir, tienes tu corazón cerrado al amor.
Si tu padre fue un PADRE INMADURO
Dependerá del tipo de inmadurez de tu padre. Si fue un padre inconstante pero cariñoso cuando aparece, es menos marcador que los casos anteriores, porque el cariño ahí está y lo demuestra.
Es posible que al crecer aceptases a este padre incumplidor, pero es muy probable que esto te generase mucha rabia que nunca expresaste. Puedes tener una actitud maternal con tu padre que también te lleve a actitudes maternales con tus parejas.
Quizá te cueste dejarte cuidar y que te protejan, porque te falta esta experiencia en tu vida. También puedes sentir angustia fácilmente, ya que incorporaste la experiencia de la incertidumbre y falta de constancia en el amor.
Esto te puede llevar a otros aspectos de tu vida. Por ejemplo, cuando las cosas te van bien, temes que “algo malo va a pasar”.
Si tu madre hablaba MAL o NO HABLABA DE TU PADRE
Puede que hayas escuchado a tu madre hablar mal de tu padre o bien no permitía que se hablase de él y esto ha creado en ti una profunda sensación de rechazo, de falta o de carencia.
Como llevas el 50% de tu padre si se habla mal de él, inconscientemente sientes que se habla mal de ti, que tu madre por tanto te rechaza. Y si no se habla de él, sientes que hay algo malo en ti que se oculta.
Muchas de nosotras miramos a nuestro padre dependiendo de la mirada que tuvo nuestra madre hacia él.
También puede que tú misma rechaces a tu padre y esto significa que te rechazas a ti misma. Y si lo ignoras, estás ignorando una parte de ti.
En ocasiones, existe una fuerte protección por parte de la madre que no permite que haya un acercamiento entre el padre y la hija. Esa hija puede sentir que su padre no le dio lo que necesitaba.
La propia experiencia de la madre, con el padre o con otros hombres hace que la separe de su progenitor, porque la madre no confía y esa desconfianza se la transmite inconscientemente a la hija.
Existe el PADRE SANO
También existe el padre sano, el padre equilibrado. Y cada vez son más los hombres que tratan de estar aquí. Es un padre presente, cariñoso, apoyador, capaz laboralmente, querido y respetado por su pareja.
Esto generalmente se traduce en un regalo de autoestima y buena elección de pareja para sus hijas. En realidad, un padre sano es aquel que simplemente es un buen papá; tiene defectos y se equivoca, por supuesto, pero nunca llega a los extremos.
Este tipo de relación sana trae consecuencias positivas y equilibradas. Las hijas de padres sanos son mujeres autosuficientes que pueden manejar sus emociones y ser sensibles y expresivas. En general, pueden vivir su vida de forma equilibrada en los diversos ámbitos de su vida: laboral, social, de pareja, etc.
Por eso es importante que sepas que independientemente del padre que hayas tenido, ahora Todo depende de ti
El tipo de padre que has tenido te influye aunque no tiene por qué ser determinante.
Las consecuencias del tipo de padre que has tenido, varían de una mujer a otra y no hay un patrón de conducta que no se pueda lograr cambiar.
Las características de la hija también afectan.
Dos hijas del mismo padre pueden tener relaciones de pareja muy distintas.
Por eso, las personas más resilientes, es decir, con más capacidad para superar las dificultades y fortalecerse a raíz de ellas, puede que lo superen, que logren muy buena autoestima y elijan una buena pareja.
En cambio, habrá otras mujeres que necesitarán de más trabajo personal para lograr sanar sus heridas emocionales y así poder tener una vida plena y feliz.
Otro factor clave también es el entorno: como tu madre, tus hermanas y hermanos mayores, tu colegio, tus abuelos y abuelas, tus tías y tíos, tus primas y tus primos, tus amistades, tu barrio, tu salud y cualquier otra circunstancia de vida.