EL VERDADERO PERDÓN, ACEPTAR LA HERIDA

Como ya sabemos, todos llevamos heridas emocionales, cuando hablamos de estas heridas, hablamos no de nuestro cuerpo físico, sino de las heridas de nuestra alma, en la psiquis, y cuando alguien toca esa herida, actuamos de forma impulsiva de manera inconsciente. Todo esto lo hacemos a través de un personaje que hemos creado. Por eso aprenderemos a aceptar la herida emocional con la que cargamos cada uno.

Cada una de las heridas que llevamos tiene asociado un personaje. La idea es ser consciente de la herida que se está activando, de qué personaje estoy tomando y por tanto, qué comportamiento estoy teniendo.

Cambiando estos comportamientos estoy sanando las heridas y alcanzando EL VERDADERO PERDÓN, quédate para saber cómo hacerlo.

Alicia Amezcua - Propósito de vida

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¿Cómo aceptar la herida?

En tu mente hay una conversación interna, por un lado está lo que llamamos el ego, que es esa parte de ti, que te cuida, porque está convencido de que te está ayudando, entonces hay unas creencias vinculadas a la herida que tuviste cuando eras pequeña y tu ego recurre a la memoria, hace lo que siempre ha hecho para protegerte.

El ego es incapaz de percibir tus verdaderas necesidades, las verdaderas necesidades las encontramos cuando conectamos con la intuición, con los verdaderos deseos del corazón.

Pero en la infancia tú aceptaste esta creencia de manera inconsciente, pensando que con ese determinado comportamiento estabas cuidada y protegida. Tu ego así lo entendió y se adueño de ese mecanismo de defensa, por eso cada vez que intentas hacerlo de una manera diferente, aparece tu ego mostrándote la forma que siempre les ha servido.

Por lo tanto, todo lo que experimentas cada día y la forma que tienes de comportarte están en tu memoria.

Distinguir cuándo te habla la mente o la intución

Para iniciar empecemos con estas preguntas:

  • ¿Qué es lo verdadero, lo autentico, la esencia de mi ser?
  • ¿Qué es lo construido, lo que he aprendido, lo que me he creído?

Lo primero es comprobar lo que sientes para aceptar la herida. Si ante alguna idea o situación, sientes miedo o preocupación, ahí te está hablando tu ego, tu mente. Sin embargo, si sientes seguridad y claridad, te está hablando tu intuición.

El ego te está protegiendo, por esa razón te sientes preocupada, con temor. Pero tu intuición, sin saber porqué te brinda una sensación de seguridad, de que puedes hacerlo. Es ahí cuando estás conectada realmente con tu intuición.

Las mujeres, por el sistema en el que vivimos, nos hemos ido masculinizando y a veces estamos más esa parte egóica que en la parte intuitiva.

¿Cómo hablar con mi ego para sanar la herida?

Imagínate que has tomado alguna decisión y algo te preocupa. El ego empieza a decirte cosas: “ten cuidado” “no hagas esto” “has esto”. Es en eso momento que vamos a tomar acción; sería interesante que le pusieras nombre a tu ego y le digas “Muchas gracias (el nombre de tu ego) sé que estás preocupada por mí, porque quieres que yo sea perfecta y que yo tenga éxito, ahora ve a descansar y déjame organizar las tareas a mi manera, confía en mí, me siento capaz de enfrentarme a cualquier circunstancia, no te pido que lo hagas en mi lugar”

Esta frase tiene muchísimo sentido, así parezca que no. Has puesto un nombre a tu ego y le has agradecido por querer protegerte. Pero tú tomaste la decisión de que se fuera a descansar.

Hablar con la mente ayuda a aceptar la herida

Es importante que pongas en práctica hablar con la mente, porque en la mayoría de veces que cometes un error, te criticas y en realidad es tú parte egóica diciéndote: “Que inútil soy” “no sirvo para nada” “no hubiera hecho esto”. Esta es una conversación interna que tienes todo el tiempo, donde es tu ego quien te habla.

Vas a entrar a responder a tu ego así: “Si (el nombre de tu ego) pero no ha sido culpa mía, han sido imprevistos, yo he hecho lo mejor que he podido”

Las voces en tu cabeza nunca van a parar y si tú les sigues permitiendo hacerlo, ellas van a seguir hablándote. Pues es ahí donde radica la gran importancia de aprender a hablar con tu ego, agradeciéndole por protegerte, diciéndole que tú te ocuparas de tus cosas. Además, también dejándole claro, que tú lo haces lo mejor que puedes. Es ahí dónde empieza el proceso de aceptar la herida.

¿Cómo se manifiesta la herida?

¿Por qué sigue hablando mi ego aunque yo intente no pensar en ello? Esto sucede porque el ego cree que todas esas situaciones han sido su culpa, cree que te tenía que haber avisado con más insistencia, se cree responsable de las consecuencias del lio en que te ha metido, es ahí cuando empieza a decirte “te dije que tuvieras cuidado con esto” “si ves, ahora no eres feliz” “escúchame la próxima vez”.

Tu ego todo el tiempo quiere cuidarte y así seguirá hasta que aprendas a escucharlo y a valorar sus esfuerzos, entonces le responderás: “si (el nombre de tu ego) te escucho y tienes razón, sé que me quieres ayudar, no te preocupes por mí, es verdad que estoy un poco decepcionada, pero te prometo que de esto no me voy a morir y al final todo tendrá solución; seguro esto sucedió por alguna razón y el tiempo lo dirá todo”

Aquí tu ego está activo y eres tú, la/el encargada/o de calmar a tu ego con palabras tranquilas y seguras invitándolo a confiar en la vida y que todo sucede por algo.

Cuando tu ego se sienta tranquilo porque no lo acusas se irá, cuando se va es porque has dejado de alimentarlo y se va haciendo cada vez más pequeñito sin darse cuenta, no es consciente de que está perdiendo fuerza y poder sobre ti. Esto se logra poco a poco con los años, no es algo que se consigue de un día a otro.

Ten en cuenta la forma en que le hablas a tu ego, tu ego está asustado, tiene miedo y lo que tienes que hacer tú, es ser capaz de tranquilizarlo.

Responsabilizarte y observar la herida

Observa tu vida en vez de dejar que el personaje dirija tu vida, si dejo que mi ego tome todo el control, estoy permitiéndole al personaje que dirija toda la operación. No obstante, lo que yo en realidad estoy intentando es que el ego se vaya tranquilizándolo, y ahora voy a observar la herida.

¿Llegará el día que sanen todas mis heridas? Y la verdad es que no existe nadie que no tenga ninguna herida, somos humanos y por tanto en ocasiones nos sentimos rechazados, humillados, traicionados o victimas de alguna injusticia. No sentir alguna de estas heridas te convertirían en un ser sobrenatural y la realidad es que somos seres humanos y nos vamos a sentir así en un montón de circunstancias.

Una herida va a estar curada, cuando eso que estás sintiendo (rechazo, humillación, injusticia), no domina tu vida. Entonces serás consciente de que las palabras de alguien ya no te hacen sentir rechazo y serás capaz de observarlo en ti, sin rechazar a la otra persona. Mientras tanto serás capaz de reconocer que eso forma parte de tu humanidad y te empezarás a tranquilizar.

Cuando te ames y te aceptes incondicionalmente ya no tendrás las sensaciones de que otras personas te hieren o alimentan la herida. Tu percepción de las situaciones y de las personas habrá cambiado. Eso es aceptar la herida y sanarla, intentar cambiar las percepciones que tenemos de las personas o de la situación.

Etapas del verdadero perdón para aceptar la herida

Para llegar al verdadero perdón y aceptar la herida vamos a pasar por 7 etapas:

  • Consciencia: se consciente de las acusaciones y de tus reacciones, descubre cómo acusas, descubre cómo te sientes cuando te critican o te acusan y cómo te criticas a ti mismo. Observa cómo son tus reacciones ante la crítica y háblale a tu ego.
  • Responsabilidad: ya eres consciente de cómo reaccionas ante la crítica, ahora debes descubrir cuál es el miedo que genera tu ego. Date cuenta que ese miedo es el que deforma la realidad, admítelo.
  • Reconciliación: reconcíliate con la otra persona, ver al otro como un espejo.
  • Perdón propio: esta etapa te garantiza no volver a sentir el dolor, aunque la situación se vuelve a repetir. Acepta que culpaste a tu hija por tus expectativas y miedos y que como la herida no se ha curado, eres como tu hija, a la que tanto has acusado todo el día.
  • Vínculo: busca el vínculo con uno de tus progenitores, esto te ayudará a sentir más el sufrimiento de tu niña interna, el vínculo se debe forjar con el progenitor del que proviene la herida. Si es herida de rechazo y de injusticia, es con tu madre. Por otra parte, si es la herida de abandono o la herida de traición, es con tu padre.
  • Expresión: expresa tu descubrimiento a tu hija, si puedes también a tu madre. Tu ego va a intentar que no lo hagas diciéndote cosas como: “no lo hagas, no te van a entender, te dirán que eres la culpable” entonces la herida de rechazo activa el personaje de huidiza, no te das cuenta de tus miedos y heridas, no los aceptas y sigues creyendo que es tu error y que has herido a tu hija y a tu madre.
  • Encuentro: en esta etapa quedamos con la persona para expresar, puedes compartirlo con las dos a la vez o con cada una por separado (tu pareja y tu padre o tu hija con tu madre).

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